Entonces, ¿Todo positivo?

     

     Hace unas semanas escribí sobre El poder del no que en resumen habla de tornar situaciones de negación en frases positivas, centrarte en lo que quieres que tu peque haga en lugar de lo que no quieres.

    

     Sé que más de una habrá dicho que estoy loca, o que habría que verme con niños haciendo eso.  Les cuento que conseguí varios reconocimientos en los coles donde trabajé justamente por mi forma de mantener la disciplina de forma positiva y afectiva, así que sé de primera mano que aunque al principio es complicado SI SE PUEDE y VALE LA PENA!

     Lo bonito de esto es conseguir un equilibrio dejando el NO para lo realmente importante. El NO en su justa medida no es sólo bueno sino NECESARIO. Nos permite enseñar límites, que no siempre se puede hacer lo que uno quiere (fundamental para en la vida adulta respetar un puesto de discapacitados o para no acabar con una úlcera por los atascos, por citar ejemplos) y reafirmamos la autoridad (claro, si no cedes luego...mucho cuidado con esto!)

     Aquí les dejo una serie de situaciones donde yo considero que un NO es lo más apropiado siempre usando un tono firme, sin alterarse:

1. En situaciones donde el niño corra riesgo y debemos intervenir rápidamente, un “NO” dará resultado.
2. Cuando ya has explicado DOS veces una conducta que no estas dispuesta a aceptar. Ponte a su altura, míralo a los ojos y lanza el “NO”  (Aquí deben venir estrategias correctivas de las que hablaremos próximamente)
3. Cuando el peque te pregunta si puede hacer algo y a ti no te parece, un “NO” va perfecto pero seguido de una pequeñísima explicación del por qué no se puede o debe  hacer eso.

     Debemos saber que del buen uso que le demos a estas letras dependerá su efectividad. Si tienes una opinión distinta o quieres complementar algo te invito a hacerlo a continuación en los comentarios.