martes, 29 de abril de 2014

Lo diagnosticaron con TDAH...¿y ahora?


     Como maestra tuve la oportunidad de trabajar con un par de niños con este diagnóstico. Les confieso que la primera vez fue más difícil que la segunda y no porque un caso fuera más "complicado" que el otro, sino porque al tener un manojito de ideas y estrategias ya en mi mente todo fluyó mejor. Para eso este post; quiero dejarles esas pequeñas cositas que para mi mejoraron no solo mi modo de afrontarlo, sino el ánimo y el vínculo con el niño...Qué hacer ante estos casos es una pregunta recurrente en las mamis de estos pequeñines que han sido diagnosticados con TDAH.

     Me ha pasado mucho que escucho sin ningún reparo "es que mi hijo es como hiperactivo" "este muchachito debe tener déficit de atención" y la verdad que cuando lo oigo mi cabeza dice en silencio "si ustedes supieran lo que están diciendo....!" Muchas veces la energía y vitalidad natural de un niño es inmediatamente tildada de algún trastorno....¡Son niños! Se supone que corran, brinquen, que los tiempos de atención sean cortos al principio..en fin, que si eso de arriba son síntomas de algo no es de ningún trastorno, eso se llama juventud. 

Antes de seguir veamos de la forma más sencilla posible qué es el TDAH


     El Trastorno de Déficit de Atención con Hiperactividad es un trastorno neurobiológico de carácter crónico, sintomáticamente evolutivo que afecta entre un 5 y un 10% de la población infantil, llegando incluso a la edad adulta en el 60% de los casos. Se caracteriza por una dificultad de mantener la atención voluntaria frente a actividades, tanto académicas como cotidianas unido a la falta de control de impulsos.

     Los síntomas puede manifestarse de forma diferente según la edad del niño y se debe desarrollar en dos o más ambientes (en casa y en el cole por ejemplo). Podemos dividirlo en tres subtipos de acuerdo a las principales características asociadas al desorden: Inatento,  hiperactivo-impulsivo y combinado.

     Si bien es un neuropsicólogo infantil quien tiene en sus manos el dar un diagnóstico, el trabajo de quienes rodeamos al pequeño es fundamental. La observación de conductas es la mejor detección temprana que podemos hacer y eso sólo podemos lograrlo aquellos que vemos diariamente al niño: padres y maestros. El próximo paso es acudir a un psicólogo infantil, quien tiene las herramientas para saber si debe remitir el caso al neuropsicólogo. 

Lista la teoría...vamos a la práctica


     Si ya el peque ha sido diagnosticado, dependiendo del caso posiblemente también haya sido medicado. En este punto sigue siendo crucial el apoyo casa-escuela-psicólogo y les cuento el por qué: esas medicinas que se recetan sirven para compensar el desequilibrio químico a nivel de neurotransmisores y así mantienen al niño en un estado más "estable", menos impulsivo, y debemos aprovechar esa estabilidad que nos proporciona el fármaco para enseñar al peque a auto-controlarse, a conocerse y detectar qué cosas lo detonan y qué puede hacer él frente a esas situaciones. De este modo con el paso del tiempo podremos seguramente prescindir de la medicación pues el niño hará ese mismo trabajo gracias a las estrategias que nos habrá trazado el psicólogo y que padres y maestros debemos reforzar.

     Se comete a veces el error de enviar a estos niños a actividades físicas "para que se cansen". Si tratas de inscribirlo en actividades como fútbol, tenis, etc. te puedes llevar un chasco. Estas actividades suelen tener muchos niños por grupo, y los entrenadores por lo general no están acostumbrados a lidiar con estos chicos que se escapan de un momento a otro y que lo menos que seguirán es el balón...En cambio, el karate es para mí (he visto los resultados) ideal para estos casos pues implica ejercicio físico bastante intenso que le permitirá drenar pero con un trasfondo de disciplina, atención y autocontrol fantásticos.

     En uno de los casos que tuve en mi salón de clase la neuropsicóloga que trataba a la pequeña (quien por cierto iba al cole a observarla y a darme pautas fantásticas para usar en clase) me dio una recomendación: aléjala de los alimentos azucarados. Y la verdad eso junto a el resto de instrucciones tuvieron un resultado muy positivo! Es un mito que el azúcar ponga hiperactivos a niños regulares (eso es un buen tema para un próximo post), pero aquellos quienes tienen esta condición si que puede ayudarles el hecho de disminuir la ingesta de azúcares procesados.  

Así que resumiendo, mis tres consejos si el peque ya ha sido diagnosticado son:

  • Trabajar en conjunto padres-maestros-psicólogos (y si te quedan dudas pregunta hasta quedar satisfecha)
  • Agregar a su rutina una actividad como Karate que le permita drenar, pero de forma muy  disciplinada.
  • Eliminar alimentos procesados con altos niveles de azúcares. esto incluye potitos de frutas, chocolates (a excepción del chocolate oscuro) chuches, zumitos de los que generalmente enviamos al cole (cambia a los naturales hechos en casita). La verdad es que TODOS deberíamos poner en práctica este apartado ¿no les parece? :)
     Y recordemos no estigmatizar a estos chicos...son niños que con paciencia y esta pequeña ayuda pueden hacer todo cuanto sus amiguitos hacen y así seguirá siendo. Suelen ser niños muy creativos y fantasiosos ¡Aprovecha esa fortaleza! 

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